La sarna es un cuadro que causa picazón en la piel provocada por el ácaro microscópico Sarcoptes scabei. Es común en todo el mundo y afecta a las personas de todas las razas y clases sociales . La sarna puede infectar fácilmente a las parejas sexuales y otros familiares en casa. Compartir ropa, toallas y sábanas también puede diseminarla. Las mascotas no diseminan la sarna. Las mascotas adquieren un tipo diferente de infección llamada sarna animal. La sarna es una enfermedad muy contagiosa. Por eso, su prevalencia es mayor en las zonas urbanas o viviendas donde hay más hacinamiento y durante el invierno.

Por tanto, la sarna puede contagiarse también cuando se mantienen relaciones sexuales. Aunque no es habitual, también puede propagarse con el contacto con objetos inertes contaminados -por fómites-, ya que el ácaro Sarcoptes scabiei puede sobrevivir fuera del cuerpo humano durante tres días. Es decir, es posible contagiarse de sarna al compartir ropa, toallas o sábanas con una persona infectada. En cambio, es muy poco probable que se transmita con el contacto con los animales, como los perros, ya que, como hemos mencionado, a estos les afectan especies de ácaros distintas a las que se hospedan en el ser humano. En caso de transmisión de un animal a una persona, la presencia de los parásitos puede causar prurito, pero no sobreviven mucho tiempo y el síntoma desaparece por sí solo. La parte interior de las muñecas y de los codos es una de las zonas donde los ácaros de la sarna excavan sus surcos.

El síntoma inicial y más frecuente de la sarna suele ser un picor muy intenso, producto de la reacción alérgica a los ácaros, a sus huevos y a los desechos que producen. Inicialmente, el prurito es local y, después, tiende a generalizarse. La intensidad del prurito se suele incrementar por la noche y, muchas veces, impide dormir a la persona con sarna. En bebés muy pequeños, el picor puede no aparecer.

Además, y como lesiones visibles en la piel, los ácaros excavan en la piel galerías finas e irregulares (surcos), que suelen ser muy estrechos y medir de cinco a quince milímetros de largo. Inicialmente, comienzan en las zonas de la piel donde hay pliegues y grietas: entre los dedos, en la parte interior de las muñecas y de los codos, axilas, nalgas, la cintura, rodillas, borde interno de los pies…. También alrededor de las mamas, en las mujeres, y los genitales, en los hombres, son lugares del cuerpo proclives, al igual que debajo de anillos, relojes y brazaletes.

En los niños, sin embargo, el área de afectación suele extenderse y puede llegar a todo el cuerpo, incluidos el cuero cabelludo, las palmas de las manos y las plantas de los pies. En la cara, solo suele afectar a los bebés y a las personas que sufren la variedad llamada sarna costrosa.

La sarna es una enfermedad que puede tratarse con facilidad y la mayoría de los casos pueden curarse sin problemas. El tratamiento más común, cuyo objetivo es eliminar la infección, se basa en la aplicación tópica de cremas y lociones, que debe repetirse al cabo de unos días. El medicamento más habitual para tratar la sarna suele ser la permetrina, una crema que se aplica sobre todo el cuerpo, incluyendo todos los pliegues y la piel debajo de las uñas y, en los niños, la cabeza.

Puntos importantes a tener en cuenta:

1. Todos deben tratarse. 

Familiares, pareja sexual y todo el que viva bajo el mismo techo o mantenga un contacto estrecho con la persona afectada debe recibir tratamiento contra la sarna. Incluso, aunque no sientan picor u otros síntomas.

2. Lava todas tus prendas de vestir, incluida la ropa interior, toallas y ropa de cama a 60º. 

Es la temperatura a partir de la cual los ácaros mueren. También es efectiva la limpieza en seco o un planchado a alta temperatura. Si tienes secadora, usa el ciclo caliente para secar todo.

3. Lava también los juguetes y peluches.

Si hay algo que no puedas lavar, puedes meterlo en una bolsa cerrada herméticamente durante aproximadamente quince días, pues estos parásitos solo sobreviven tres días fuera de la piel.

4. Repite el lavado de la ropa después del tratamiento.

Lava de nuevo la ropa, las toallas y la ropa de cama, aunque ya no es necesario limpiar el resto de cosas de la casa.

5. Pasa el aspirador a conciencia.

Aspira cada habitación de la casa, haciendo hincapié en las alfombras y los muebles que puedan estar tapizados como sillas, sofás y sillones. Después, desecha la bolsa del aspirador.

6. Evita tener relaciones sexuales hasta después del tratamiento. 

Es una de las maneras en que se transmite la enfermedad y el uso del preservativo no la previene.

7. Si tu hijo tiene sarna, mantén sus uñas cortas. 

De esta manera, reducirás el riesgo de que desarrolle infecciones bacterianas secundarias.

8. No olvides a tu mascota. 

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