El descubrimiento del primer antibiótico a mediados del siglo XX cambió el rumbo de la medicina moderna, que pudo así comenzar a tratar la mayoría de las infecciones bacterianas, tanto en los seres humanos como en los animales.
Hoy por hoy, el desarrollo de bacterias resistentes a este tipo de medicamentos constituye una de las amenazas más serias para la salud pública; las bacterias multirresistentes causan 33.000 muertes al año en Europa y generan un gasto sanitario adicional de unos 1.500 millones de euros.
El uso excesivo e inadecuado de los antibióticos es una de las principales causas de este problema en el que todos tenemos parte de responsabilidad.
Como consecuencia del uso incorrecto, los antibióticos están perdiendo eficacia a un ritmo que era impensable hace tan sólo cinco años. Si seguimos consumiendo antibióticos al ritmo actual, Europa podría sufrir un retroceso a la era anterior a los antibióticos, cuando una infección bacteriana corriente, como una neumonía, podía suponer una sentencia de muerte.
Recuerda que usarlos incorrectamente representa un riesgo. El uso inadecuado de los antibióticos en personas y animales puede hacer que las bacterias se vuelvan resistentes a futuros tratamientos.
¿Qué debemos hacer entonces?
-Toma antibióticos sólo cuando te los recete el médico.
- Sigue siempre sus recomendaciones sobre cuándo y cómo usarlos. Completa el tratamiento prescrito y, si sobran, no los guardes , deséchalos.
- No olvides que no son eficaces contra resfriados ni gripe.
Los antibióticos sólo son eficaces para combatir infecciones bacterianas, no curan infecciones causadas por virus. No son analgésicos y no alivian el dolor o la fiebre.
Hasta el 80 % de las infecciones invernales que afectan a la nariz, los oídos, la garganta y los pulmones son de origen vírico, por lo que tomar antibióticos no las curará. La mayor parte de los síntomas de las enfermedades invernales pueden aliviarse con otros medicamentos que pueden adquirirse sin receta. Tu farmacéutico puede recomendártelos y aconsejarte si estás tomando medicamentos para otra enfermedad.
Los analgésicos alivian el malestar, el dolor y la fiebre. Los antiinflamatorios, como las pastillas o aerosoles para la garganta, permiten tragar con más facilidad.
Los expectorantes orales ayudan a expulsar las secreciones de las vías respiratorias. Los aerosoles y descongestivos nasales ayudan a respirar con más comodidad
Los antihistamínicos alivian los estornudos, el picor y la obstrucción nasales
Beber líquidos en abundancia y hacer algo de reposo ayudarán a mejorar cualquier enfermedad invernal.
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